El viernes conocimos a un nuevo compañero. Se llama Pablo y viene de Venezuela. A pesar de ser un día difícil para él la presentación resultó de maravilla. En el recreo jugó con algunos niños de clase y creo que se fue contento para casa. Seguro que nos enseñará muchas cosas de su país de nacimiento. Nosotros también intentaremos transmitirle y enseñarle nuestro idioma y nuestras costumbres. Así aprendemos todos. Aunque creo verdaderamente que los niños, sean de donde sean, tienen un lenguaje particular que hace que se relacionen entre ellos como si se conociesen desde siempre. Yo le llamo el lenguaje del alma, ese lenguaje sin faltas de ortografía porque se habla con el corazón, ese sabio corazón.
Bienvenido Pablo! Hugo habla de ti en casa.
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